27 mayo 2006
Aquí me encuentro, observando atónito la lucha entre mi mente y mi corazón. No hay dolor mayor que sentirse inservible, con el único placer de poder, muy de vez en cuando, darme una alegría para intentar seguir viviendo sin fijarme en la inmensidad de nubes que nublan mi futuro. Muchos pájaros locos pueblan mi cabeza, pero veo mis explicaciones mucho más razonables que las de las personas que intentan reconvertirme en la persona que fui.
Hubo un día en el que tenía alegría por seguir adelante, veía el mañana como un inmenso cielo con millones de posibilidades, pero ahora solamente veo vallas metálicas que me niegan el paso allá adonde voy. Mi alma espera impaciente el día en que resurjan de entre las cenizas esas ganas de vivir que perdí una noche de verano, cuando las preciosas estrellas se nublaron por un mar de lágrimas.
Llorar es la sabiduría de la sencillez, sí, pero qué tristes son las lágrimas. Ya veo que estoy destinado a vivir así de por vida, intento resignarme, pero no lo consigo. Tengo corazón de poeta, mente de científico y pensamientos de idealista, y este cocktail no consigue otra cosa más que confundirme aún más si cabe. Todos mis allegados desean lo mejor para mí, pero no se dan cuenta de que con sus ansias solamente consiguen agobiarme. ¿Quiero ser alguien importante? No sé lo que la gente considera alguien importante, yo quiero empezar por ser yo mismo, sin influencias, y después intentaré no parecerme a un vil capitalista o un "cariñoso" político ingenuo de esos que están tan de moda ahora. Prefiero ser un hippie, un idealista revolucionario, que no luchará de otra forma que no sea con la palabra, arma que penetra más que la espada.
Me estoy muriendo por dentro, veo con agonía que mi tiempo se acaba, porque no moriré de cuerpo, pero sí de mente y corazón. Mis palabras se las llevará el viento, que acabará desquiciándolas y dejándolas donde habita el olvido.
Quiero ver mundo, penas, alegrías, vidas, muertes... Eso es a lo que yo considero vivir. No necesito dinero, no necesito más elementos que los que traje al mundo, todo lo demás son simples adornos. No conseguiré lo que me proponga, porque estoy rodeado de personas que me lo prohibirán. Tampoco necesito que la gente hable bien de mí en esas patéticas tertulias en las que se dedican a insultar o alabar a las personas que envidian.
Solamente quiero una cosa, sencilla y complicada a la vez; ser libre de cuerpo y espíritu, de mente y corazón, porque quiero aprender culturas e idiomas, costumbres y tradiciones nuevas, vivir únicamente con la ayuda del sol y el viento, el agua y el fuego.
Espero conseguir todo esto antes de morir, porque es muy triste empezar a vivir cuando se muere.
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